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Editorial de julio: Vivir Verde no significa hacer lo correcto por las razones equivocadas

 

¿Qué ventajas tiene para mí?  Los activistas verdes están encontrando nuevas maneras para motivar un giro hacia aquellas acciones respetuosas con el medio ambiente.


La creencia general en el cambio climático ha sido devaluada recientemente por todo tipo de fenómenos: emails robados, errores en el planteamiento científico, un invierno frío, la crisis económica, fatiga respecto a los desastres, y un largo etc. Todo esto nos preocupa, pero también nos preocupa la reacción generada.

Edward Langley, director de investigaciones medioambientales de Ipsos Mori dice: “va a ser difícil convencer a la gente de que hagan cambios en su comportamiento, a menos que haya algo para ellos, como medidas energéticas eficientes que les ayuden a ahorrar dinero en facturas”.

 

¿Puede apelar al interés propio ser la mejor respuesta para cambiar las opiniones?


Hablar del interés particular siempre ha sido un factor a considerar, pero está cobrando más importancia. Quizás el debate ha pasado de avisar sobre catástrofes medioambientales a “¿en qué nos influye?”. Barack Obama prometió en su discurso de investidura enfrentarse al reto de “un planeta en peligro”, pero ahora la Casa Blanca está planteando romper la dependencia de América respecto al petróleo extranjero, creando trabajos en la economía generada por la industria de la energía limpia, y reduciendo las facturas de energía. Los activistas verdes también están tomando otros cursos de acción, buscando nuevas maneras de motivar un cambio hacia opciones más ecologistas, dejando a un lado a los osos polares que sufren hambrunas.

 

¿Qué hay de malo en todo esto?

Nadie quiere oír hablar de maldiciones y miserias medioambientales. Si la gente empieza un estilo de vida verde, aunque sea por razones egoístas, es un paso en la dirección correcta. Pero si empiezas a hacer lo correcto por las razones equivocadas, acabarás muy lejos de hacer lo correcto.

Podríamos poner un ejemplo claro en el siguiente escenario: imagina a alguien que hace trabajar a niňos. Podrías darle razones que le interesen para que tratase a los niňos mejor: si los alimenta con mejor comida, trabajarán más duro. Es un paso en la dirección correcta, supongo, pero retrasa lo nuestra meta, digamos acabar con el trabajo infantil. Ese gran paso está asumido por el bienestar de los demás, no por egoísmo. Los pequeňos ajustes por el bien propio que no son realmente significativos respecto al cambio climático.

Para que veas de lo que hablo, prepárate para unas cuantas cifras.

Hay mucho combustible fósil en el suelo. Hay gas natural para los próximos 50 aňos, y carbón para 150. Probablemente, no hemos usado ni la mitad de las reservas de petróleo. James Hansen, director del Instituto Nasa Goddard para Estudios Espaciales, no está sólo al concluir lo siguiente: “nosotros, la Humanidad, no podemos liberar a la atmósfera todo, o casi todo, el CO2 del combustible fósil”. Si lo hiciéramos, un gravísimo cambio climático estaría garantizado, fundiendo un nuevo planeta”. Necesitamos encontrar razones para usar mucho menos de lo que tenemos.

Usar mucho menos puede ser un prospecto distante cuando piensas en el número de personas, que se unen a nosotros en el planeta cada día. Al principio del siglo XX habíá1.5 billones de se seres humanos en el planeta. Ahora, casi llegamos a 7. Naciones Unidas cree que llegaremos a 10 billones en el 2050. Esos nuevos habitantes tendrán  deseos naturales no sólo de comida, agua y refugio, sino de las condiciones necesarias para tener una buena vida. Cosas que aseguramos casi de forma exclusiva, quemando combustibles fósiles. Con el interés propio, encontrando algo que sea de nuestro provecho, ¿podremos encontrar algo que frene a 10 billones de personas de consumir todas las reservas de combustible fósil del mundo?

La buena noticia es que los seres humanos estamos empujados  a la acción por todo tipo de razones, no sólo el interés propio. A veces, las razones se amontonan (necesitamos más de una y más de dos), hasta que finalmente cedemos bajo el peso suficiente. Esperamos que aquellos que responden a un cambio de opinión, vean que el interés propio, sólo puede ser parte de nuestra motivación para el activismo verde, pero no todo.

No sólo tenemos que hacer lo correcto, sino que tenemos que hacerlo por las razones correctas. Tenemos que ser verdes por todos los demás, no sólo para ahorrar dinero a fin de mes. Si no, no haremos lo suficiente.

Actuar por nuestros intereses nos ha metido en este lío, pero no nos va a sacar de él

 

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