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Editorial de septiembre: El medioambiente es la base sobre la que se ha construído la economía

 

 

Proteger nuestro mundo natural tiene beneficios económicos sólidos: crea miles de trabajos y genera billones de euros. Nuestro enfoque a medioambiente suele ser desconcertadamente equivocado. Por un lado, somos unánimes en la valoración de la belleza de nuestros ríos, bosques, y en la diversidad de plantas, pájaros y animales. Por otro, toda nuestra apreciación no ha salvado al medioambiente de una degradación gradual durante las últimas décadas. Con demasiada frecuencia, la sociedad decide que las ganancias económicas y la protección medioambiental son incompatibles, cuando deberían ser inseparables. La belleza de nuestros paisajes es importante para nosotros, pero pocos se dan cuenta de los beneficios económicos tan importantes que conllevan… y si no lo valoramos, no lo protegeremos.

Por lo tanto hoy, cuando la reconstrucción de las economías es una prioridad para todos los gobiernos del mundo, tenemos que empezar a establecer justificaciones económicas para nuestro medioambiente con la misma energía con la que hemos alabado sus cualidades estéticas. Actualmente, Defra (Departamento de medioambiente, Alimentación y Asuntos Rurales de Reino Unido) ha puesto en marcha un debate para producir el informe sobre Medioambiente en 20 años. Este informe señala que el medioambiente es el pilar sobre el que descansa nuestra economía, ya que crea miles de trabajos y genera billones de euros. Por ejemplo, los parques nacionales de Inglaterra mantienen 54.000 trabajos relacionados con el turismo. El parque nacional del Peak District genera 155 millones de libras para su región, y el 60% de los negocios locales se verían perjudicados si el paisaje se deteriorase. Nuestros bienes naturales no sólo aumentan nuestra calidad de vida, sino que pueden prolongarlas. Las personas que viven a 500 metros de espacios verdes tienen un 25% más de posibilidades de conseguir el nivel de actividad recomendado por los médicos.

También se calcula que la Seguridad Social podría ahorrar 2.000 millones gracias al aumento de actividad en zonas naturales, nuestro servicio de salud natural. Nuestros árboles realizan varias funciones: absorben el carbono y mantienen la tierra unida, previniendo inundaciones y ayudándonos a controlar el clima. Juegan un papel muy importante en nuestras ciudades: se calcula que cada árbol del centro de cualquiera de nuestras ciudades, genera 100.000 euros en beneficios. El medioambiente natural no se limita a nuestra tierra y nuestro aire. La aprobación de la Ley del acceso a las costas y territorios marinos en Reino Unido permitirá la creación de zonas de protección marina en todo el territorio nacional, lo que proveerá varios servicios derivados de los ecosistemas, valorados en 2.000 millones anuales. El informe sobre el medioambiente natural no sólo intenta ponerle precio a la naturaleza, sino que intenta averiguar su verdadero valor. Los servicios que obtenemos de nuestro medioambiente, ecodiversidad no son, en su mayoría, opcionales. Nuestras abejas y polinizadores contribuyen con 500 millones a nuestra economía, 13% de todas las ganancias generadas por las granjas. Si nuestro capital natural no provee este tipo de servicios, tendremos que pagar por una alternativa. No se trata de altruismo, sino de interés propio con visión de futuro.

El medioambiente natural es increíblemente generoso, ya que nos provee con bienes y servicios con un valor incalculable, sin ningún "coste de fabricación". Todo lo que necesita de nosotros es que le permitamos funcionar y mantenerse a sí mismo. Si lo degradamos hasta el punto de que pierde su capacidad de mitigar los efectos del cambio climático, purificar nuestro aire y agua, y mantener nuestra salud, tendremos que pagar un precio muy alto. Nuestros hijos, y los de ellos, serán los que paguen.

Tenemos que convertirnos en la generación que ponga un fin a la degradación continua de nuestro "capital natural", y diga "basta ya". .

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