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¿Qué son los transtornos alimentarios?

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Un trastorno de la alimentación se caracteriza por comportamientos extremos. Está presente cuando una persona experimenta graves alteraciones en la conducta alimentaria, como la reducción extrema de la ingesta de alimentos, o comer demasiado, o sentimientos extremos de angustia o preocupación por el peso o la figura.
 
Una persona con un trastorno alimentario puede haber comenzado comiendo sólo cantidades más pequeñas o más grandes de alimentos que de costumbre, pero en algún momento, el impulso de comer se vuelve fuera de control. Los trastornos alimenticios son muy complejos, y a pesar de la investigación científica para entenderlos, lo biológico, las bases sociales y del comportamiento de estas enfermedades siguen siendo difíciles de alcanzar.
 
Los dos tipos principales de trastornos alimenticios son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa. Una tercera categoría es la de "trastornos alimentarios no especificados (TANE)", que son variaciones de los trastornos alimentarios. La mayoría de estos trastornos son similares a la anorexia o la bulimia, pero con características ligeramente diferentes. El trastorno “binge-eating”, que ha recibido cada vez más atención de los medios en los últimos años, es un tipo de trastorno alimentario no especificado.
 
Los trastornos alimentarios aparecen con frecuencia durante la adolescencia o la adultez temprana, pero algunos informes indican que pueden desarrollarse antes, durante la niñez, o posteriormente, en la edad adulta. Las mujeres y las niñas son mucho más propensas que los hombres a desarrollar un trastorno alimentario. Los hombres y los niños representan, aproximadamente, del 5 al 15 por ciento de los pacientes con anorexia o bulimia, y el 35 por ciento de las personas con trastorno por “binge-eating”. Los trastornos alimentarios son reales, enfermedades médicas complejas que se pueden tratar, con causas psicológicas y biológicas subyacentes. Con frecuencia, estos desórdenes coexisten con otros trastornos psiquiátricos como la depresión, el abuso de sustancias, o trastornos de ansiedad.
Las personas con trastornos de la alimentación también pueden sufrir de numerosas otras complicaciones de salud física, tales como enfermedades del corazón o insuficiencia renal, que pueden conducir a la muerte.

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A pesar de que los trastornos alimentarios afectan principalmente a las niñas y a las mujeres, los niños y los hombres también son vulnerables. Uno de cada cuatro casos de anorexia preadolescente se produce en niños, y el trastorno de “binge-eating” afecta a hombres y mujeres por igual.

Al igual que las mujeres que sufren trastornos de alimentación, los hombres que padecen esta enfermedad tienen un sentido deformado de su imagen corporal y suelen padecer dismorfia muscular, un trastorno que se caracteriza por una preocupación extrema en conseguir una musculatura excesiva. Algunos niños con este trastorno quieren perder peso, mientras que otros quieren aumentarlo o muscularse. Los niños que creen ser demasiado pequeños, corren más riesgo de usar esteroides, u otras drogas peligrosas para aumentar la masa muscular.

Los niños con trastornos alimentarios presentan los mismos tipos de señales emocionales, físicas y de comportamiento, y los síntomas que tienen las niñas. Sin embargo, por diversas razones, los niños son menos propensos a ser diagnosticados, con lo que la sociedad a veces considera un trastorno "femenino".

 

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La mente...

 

 

 

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A pesar de la relativa seguridad y la popularidad de los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina  (ISRS) y otros antidepresivos, algunos estudios sugieren que éstos pueden tener efectos inesperados en algunas personas, especialmente en adolescentes y adultos jóvenes. En el 2004, la Food and Drug Administration (FDA) condujo un examen en profundidad sobre diferentes ensayos clínicos, publicados y sin publicar, sobre los antidepresivos, en los que participaron  4.400 niños y adolescentes. El examen reveló que el 4% de los que tomaron antidepresivos pensaban en el suicidio, llegando incluso a intentarlo en algunos casos (aunque sin éxito), a diferencia del 2% de lo pacientes que consumieron placebos.

Esta información llevó a la FDA, en 2005, a adoptar una etiqueta de advertencia en forma de "caja negra" en todos los medicamentos antidepresivos, alertando al público sobre el posible aumento de pensamientos suicidas, o intentos de suicidio por parte de niños y adolescentes que consumen antidepresivos. En 2007, la FDA propuso que los responsables de todos los medicamentos antidepresivos extendieran la advertencia para incluir a los adultos jóvenes de hasta 24 años. Una advertencia en forma de "caja negra" es el tipo más grave en el etiquetado de medicamentos con receta.

La advertencia enfatiza que todos los pacientes que tomen antidepresivos deben ser estrechamente vigilados, especialmente durante las primeras semanas de tratamiento. Los posibles efectos secundarios a observar son: agravamiento de la depresión, pensamientos o conducta suicidas, y cualquier cambio inusual en el comportamiento, como insomnio, agitación, o la supresión de actos sociales habituales. La advertencia aňade que debe informarse a las familias y los cuidadores de la necesidad de una vigilancia estrecha, e informar de cualquier cambio al médico.
Un examen exhaustivo de ensayos realizados con niños, realizado entre 1988 y 2006, sugiere que los beneficios de los medicamentos antidepresivos son mayores que los riesgos para los niños y adolescentes que sufren desórdenes de ansiedad y depresión.