La Depresión:Una historia sobre Darwin
Los victorianos tenían muchos nombres para la depresión, y Charles Darwin los utilizaba todos. Estaban sus “ataques”, disparados por “excitaciones”, “frenesíes” que conducen a “palpitaciones incómodas del corazón” y “fatigas para respirar”, que conducen a “síntomas de la cabeza”. En una carta especialmente dolorosa, escrita a un especialista de “medicina psicológica”, confesó sufrir “flatulencia espasmódica extrema diaria y nocturna” y “llorar de forma histérica”, cada vez que Emma, su devota esposa, le dejaba solo.
Si bien ha habido un sinfín de especulaciones sobre la misteriosa dolencia de Darwin, siendo atribuidos sus síntomas a las más variadas causas, desde intolerancia a la lactosa a la enfermedad de Chagas, el propio Darwin estaba más preocupado por sus problemas mentales recurrentes. Su depresión le dejó incapaz de hacer nada un día de cada tres, ahogándose en su “amarga mortificación”. Se desesperó de la debilidad mental que corría en su familia. Darwin escribió:”La carrera es para los fuertes. Seguramente no haré más que contentarme con los adelantos de otros en la ciencia”.
Por supuesto, Darwin estaba equivocado, ya que sus ataques recurrentes no le impidieron tener éxito en la ciencia. De manera contraria, el dolor pudo acelerar el ritmo de su investigación, permitiéndole alejarse del mundo y concentrarse por completo en su trabajo. Sus cartas están llenas de referencias a “la salvación del estudio”, que le permitían escapar de forma temporal caer en la tristeza. “El trabajo es lo único que hace la vida soportable. Es mi único disfrute en la vida”.
Para Darwin, era una fuerza clarificadora, enfocando la mente en los problemas más importantes. En su autobiografía, especuló sobre el propósito de tal miseria; su teoría de la evolución fue ensombrecida por su propia vida. Como él mismo explicó:“Cualquier dolor o sufrimiento, si es continuado, puede causar depresión y disminuye la capacidad de acción, sin embargo puede adaptar bien a cualquier criatura contra cualquier mal, por grande o repentino que sea”. Así, la pena fue explicada, ya que el placer no era suficiente. A veces, Darwin escribió, es la tristeza la que informa, ya que “empuja al animal a conseguir el curso de acción que es más beneficioso”. La oscuridad, en cierta forma, nos conduce a la luz.
El misterio de la depresión no es que exista. La mente, como la carne, es propensa a “sufrir averías”. La paradoja de la depresión siempre ha sido su prevalencia. Mientras las enfermedades mentales son extremadamente raras (por ejemplo la esquizofrenia es vista en menos del 1% de la población), la depresión está en todas partes, es tan inevitable como los catarros. Cada aňo, el 7% de nosotros se verá afligido en algún grado, por el terrible estado mental que William Styron describió como “la gris llovizna de horror.. una tormenta de negrura”. Obsesionados con nuestro dolor, nos retiraremos de todo. Dejaremos de comer, a menos que empecemos a comer demasiado. El sexo perderá su atractivo; dormir será un propósito frustrado. Siempre estaremos cansados, a pesar de que nuestra actividad disminuye. Pensaremos mucho sobre la muerte.
La persistencia de está aflicción, y el hecho de que parece hereditaria, supuso un gran reto para la creación de la teoría de la evolución de Darwin. Si la depresión era un desorden, la evolución había cometido un grave error, permitiendo una enfermedad que impide la reproducción (hace que la gente deje de practicar el sexo y piense en el suicidio) se hiciera tan generalizada en la población. Por alguna reacción desconocida, la mente humana moderna esta inclinada hacia la tristeza y, como hemos llegado a pensar, necesitamos drogas para rescatarnos.
La Alternativa Positiva
La alternativa, por supuesto, es que la depresión tiene un propósito secreto, como una fiebre que ayuda al sistema inmunológico a luchar contra una infección, aumentando la actividad de los glóbulos blancos por la temperatura del cuerpo, la depresión puede ser una respuesta incómoda, pero adaptadora, a la aflicción. Quizás, Darwin tenía razón: sufrimos, y de forma terrible, pero no sufrimos en vano.
Relación entre los pesticidas y el Parkinson
Aunque el Parkinson es el resultado de distintos factores, incluyendo el genético, hay numerosos estudios que prueban que la exposición a bajos niveles de Insecticidas organoclorados, que incluyen el DDT, son persistentes en el medio ambiente y tienen una larga vida media pueden acelerar el desarrollo del Parkinson.
La dopamina es un neurotransmisor que tiene diferentes funciones, una de ellas el permitirnos controlar los movimientos, El Parkinson es un conjunto de problemas en el sistema motor causados cuando las células del cerebro dejan de fabricar suficiente dopamina.Numerosos estudios han sido realizados desde hace bastantes años, por mencionar algunos el de American Chemical Society; el estudio realizado por el investigador Alberto Ascherio, de Harvard School of Public Health publicado en Annals of Neurology; el estudio realizado por UT Southwestern por el Dr. German; Un estudio epidemiológico realizado por el instituto nacional de la salud y la investigación médica de París y el más reciente, el estudio presentado por la Sociedad Internacional de la enfermedad de Parkinson y Trastornos del Movimiento, que examino con mayor detenimiento la relación genética entre el parkinson y la exposición a plaguicidas.
Los resultados mostraron que el riesgo de padecer Parkinson parece ser mayor en individuos que portan un genotipo en particular y que también están expuestas a los plaguicidas.Como se ve la relación directa entre la aceleración de la aparición del Parkinson y la exposición a plaguicidas como el DDT está demostrada, lo que aún está siendo estudiado es que que estos puedan ser la única causa de la aparición de la enfermedad.